El otro día a Moscardó la policía le boicoteó una performance artística. Me pone porque es un extremo tan insultantemente ridículo, que quizás encienda una era de revolución. Molestan los chiringuitos, los pintores, la felicidad y la música. No hay conspiración cuando se dice que la caza a la libertad individual es el gran proyecto político de esta década. La excusa es que somos demasiados; pero lo que hay es demasiados policías y políticos ignorantes y deshumanizados que la historia juzgará con acierto. Me consuela pensar que los nietos y bisnietos de estos se avergonzarán de sus abuelos y bisabuelos. No hay nada peor que esto. Entre indignaciones, encuentro un video de Dalla, Guccini y Vecchioni cantando en la famosa Osteria da Vito de Bologna en el 77; lo hacían sin miedo, divirtiéndose y creando arte para la eternidad con la admiración plena de todo el mundo. Ahora, casi clandestinamente, encontrarse con Leila, Pablito, Nixe y Bruno tocando la guitarra en la calle, es motivo para sentirse rebelde, como si estuviéramos bajo una dictadura encubierta y comandada por zopencos. Al menos los dictadores y emperadores de antes, siendo igual de repugnantes, tenían profundidad en lo estético, mitológico o en lo detestable de la estrategia militar. Pues tras cantar una ranchera en plena calle sintiéndome como el más grande de los rebeldes, me voy a cenar con Julietta, Rafael y su madre Angelica; una cena sanadora, que da respuestas a todas estas dudas y quejas. A la vera del mar e iluminados por la luna canicular, devoramos anchoas hablando de todo un poco. Angelica, siempre acertada, me explica que estamos en un momento donde dos mundos, el del materialismos y la ignorancia frente al del espiritualismo y la abundancia humana, están en colisión. Solo los que sepan situarse en el segundo, sobrevivirá. No puedo estar más de acuerdo: pese a estar en momentos oscuros donde se celebra y premia al ignorante e insensible, tras la oscuridad llega la iluminación. Pues mientras esperamos la tan ansiada luz, deberemos ver como se persigue más a quien pinta con brocha y bigote al estilo Moscardo que al que ensucia la calle o roba de la caja común con aires de superioridad moral.
DE BRONCEADOS Y PENURIAS
28 de junio y mi bronceado está a punto de alcanzar su máximo histórico. Al calor infernal se le suma una mala leche afligida, impulsada por ciertas imposiciones que se cruzan en mi camino vital. Las órdenes no entran en lo anárquico del sistema mental de mi cerebro...