Hemos conquistado la casa ray-dore. La hemos transformado en un campo de meditación, un bar de dardos, una agora filosófica y una comuna de lujo de falso talante epicuriano. De manera forzosa obligo a Julietta, Tristan, Henry y Pierre a hacer una meditación diaria tumbados en el cómodo y vulgar césped artificial. Al despertar del trance respiratorio, junto a Max, discutimos sobre los peligros de las pantallas, diseñadas para destruir neuronas, y de la inteligencia artificial, inventada para llevarnos a lo más oscuro de los infiernos. Y para rematar nuestras jornadas, entre un remojo de cloro y otro, competimos durante horas a los dardos; juego de puntería e inmovilidad similar a la petanca pero para gente un poco más feliz. Hablando de felicidad y volviendo a las pantallas: me he dado cuenta que esta ola imparable de jóvenes atontados y tristes tiene mucho que ver con ellas. Esta dopamina incesante y esta inmersión continua en contenidos vacíos de pocos segundos son el veneno de nuestros días, la arma secreta para derrotar la civilización. Ellas (las pantallas) son las responsables de esta mente caótica y esta desconexión con el ser y lo divino. Por este motivo, en un intento de desintoxicación y en un gesto un tanto snob, he decidido que a partir de hoy saldré de casa siempre con uno de esos móviles antiguos que solo pueden recibir llamadas. No quiero escabullirme más de la bonita realidad fijando mis ojos en un aparto que me muestra la fealdad de lo irreal destruyendo, poco a poco, neurona por neurona. La prueba ha sido un éxito; he contemplado mi alrededor sin distracciones, he leído sin el instinto enfermizo de esperar una notificación y he estado lúcido todo el día a pesar de las pocas horas dormidas. Tras ganar en lo dardos, muy a pesar de la competitividad sana de Max, me siento a leer etimologías de palabras y encuentro una realmente bonita. Melancolía viene del griego melas (negro) khole (bilis), porque antiguamente se pensaba que la provocaba una enfermedad intestinal. Tiene todo el sentido del mundo. Pues eso, si queremos ser más felices, dejemos un rato los móviles y comamos más cúrcuma, que es colerética y estimula la bilis sana.
BOICOT AL BAR BOIA, BOICOT A MOSCARDÓ
El otro día a Moscardó la policía le boicoteó una performance artística. Me pone porque es un extremo tan insultantemente ridículo, que quizás encienda una era de revolución. Molestan los chiringuitos, los pintores, la felicidad y la música. No hay conspiración cuando...